sábado, 21 de diciembre de 2013

No quiero tener hijos (y me obligan)

Soy mujer, y llámame loca pero no quiero tener hijos.

Ahora se abalanzará sobre mí una horda de gente con rostros de notable preocupación. Seguramente estarán pensando: "Pobre ingenua, es muy joven, ya se despertará su reloj biológico"; "Si tener un bebé es lo más maravilloso que le puede pasar a una mujer, sustituir su vida plagada de sueños y ambiciones por los de un bebé que berrea las 24 horas. No sabe lo que dice".
Para todos aquellos que penséis así, no os preocupéis, porque aunque no quiera tener niños, me obligan.

Y es que si ya de por sí la educación sexual en España deja bastante que desear, la decisión sobre nuestro cuerpo (el de las mujeres) ha quedado relegado a merced del patriarcado.

La nueva reforma de la Ley del aborto ha supuesto un paso más (o un paso menos, según se mire) a devolver a la mujer a "su lugar", es decir, al cuidado del hogar con un rebaño de niños gritando mientras el marido (porque claro, no se puede concebir un matrimonio entre personas del mismo sexo) se pasa el día entero fuera de casa trabajando, como en la época franquista que tanto parecen añorar estos señores caducados... Con la diferencia de que ahora el marido está todo el día fuera en la cola del INEM.

 Y me remito al principio: no quiero tener hijos.

Si ya de por sí no quería tenerlos, ahora mucho menos.
 En primer lugar, me tratan de imponer que tenga hijos sí o sí, aunque después los maltrate o los odie por hacerme recordar que me obligaron a parirlos cada vez que miro sus caras. Pero bueno, si les pasa algo una vez nacidos ya no pintan nada los "pro-vida" en su defensa.

En segundo lugar, no sólo no puedo decidir cuándo parir y cuándo no, sino que tampoco puedo educar a los niños como considere conveniente. No puedo inculcarles una forma de vida librepensadora y curiosa si el Estado se encarga también de seleccionar qué quiere que sepan, qué pensamiento y qué creencias deben tener (maravillosa la LOMCE).

Tercero, no estoy dispuesta a condenar a unos niños a un futuro incierto, a exponerlos como carne de cañón a una sociedad abiertamente machista y retrógrada.

Cuarto, que no me da la gana.

Y es que, a pesar de que me enerven los críos y que no sepa tratarlos, que a pesar de no tener instinto maternal y ser defensora del derecho al aborto libre, los quiero lo suficiente para no desearles un mundo así.

Pero no hay que preocuparse, porque con la alta cualificación que van a recibir las generaciones venideras en la asignatura de Religión (católica, por supuesto, como debe ser), puede que no tengan ni idea de qué es un preservativo, pero se conocerán a la perfección todos los santos a los que rezarle para no quedarse embarazadas.


*Lenore Lenoir*

lunes, 16 de diciembre de 2013

Burka social

¿Cuántas veces nos habremos quejado de lo tremendamente machista que es el Islam? ¿Cuántas veces habremos sentido indignación por el uso del burka (que no hijab, ojo) que en determinados países islámicos imponen a las mujeres?
Si la respuesta para ambas preguntas es "muchas" o "bastantes", ¿qué me dirías si yo te dijera que en los países occidentales y "democráticos" también se impone el burka?
Seguramente sería tildada de loca y me rebatiríais con cualquier clase de argumentos. "Aquí podemos vestir como queramos", "No pasa nada por enseñar el cuerpo" y un sinfín más de cosas que se os ocurran.
En parte es cierto: aquí no nos apedrean si no llevamos determinada prenda y podemos vestir "como queramos" entre comillas, porque indirectamente pretenden imponernos un estilo de vestir concreto establecido por las denominadas modas, aunque de una manera más sutil e imperceptible a simple vista.
Pero la triste realidad es que en las sociedades occidentales también existe el burka, sólo que aquí no es un burka material, tangible, es un burka social. La propia sociedad es la que analiza tu forma de vestir y la que juzga según tu aspecto.
Si llevas "demasiado escote" o una falda "demasiado corta" te lapidarán no con piedras, sino con insultos. Te llamarán "puta", "fresca" o "zorra", o bien te dirán que deberías ir más tapada, pues de lo contrario vas provocando y cualquier hombre tendrá pase libre para hacer lo que quiera contigo.
¿Te suena esto? A las mujeres musulmanas que les imponen el burka lo hacen con el pretexto de que no provoquen al hombre; en el mundo occidental no está bien visto llevar según qué prendas para no ir provocando. ¿Casualidad? No lo creo. Vivamos donde vivamos, las mujeres somos vistas como unos seres que inducimos al pecado y nuestro cuerpo es pura lujuria (en unos lugares en mayor medida que en otros).
Incluso la sociedad más igualitaria que pueda existir actualmente no se libra del sexismo y de los micromachismos y a las pruebas que a continuación voy a exponer me remito.
Hace pocos días vi unos carteles a modo de protesta por la censura del pecho femenino en las redes sociales. En estos aparecían varias mujeres desnudas, pero en lugar de mostrar sus propias tetas, enseñaban pectorales de hombre.
La protesta consistía en que si publicabas una imagen de una mujer sin camiseta te la eliminaban de inmediato de la página, mientras que no ocurre lo mismo con una fotografía de un hombre sin camiseta.
Viendo esto, decidí hacer la prueba por mí misma y publiqué esta imagen en una red social concreta.


Me la eliminaron en varias ocasiones hasta que publiqué la misma fotografía pero retocada, de tal modo que utilicé unos pectorales masculinos de una imagen aleatoria.






Para mi sorpresa (o no tanta, sabiendo cómo funciona esta sociedad), con este retoque sí me permitieron conservar la imagen.

Juzgad vosotros mismos.

*Lilith*

jueves, 12 de diciembre de 2013

What's app?

Si fuera hombre habría dos cosas que me tocarían la polla. La primera es la poca capacidad de escuchar (por no decir que brilla por su ausencia); la segunda es su nueva variante nacida como consecuencia del avance de las nuevas tecnologías.
Pues bien, esta variante de interrupción de una conversación y que no se haga caso al otro interlocutor ha adoptado un nombre moderno, fresco y joven, una manera molona para representar lo que se resume en "me importa una mierda lo que me estás diciendo". Este nombre pegadizo es, nada más y nada menos que el famosísimo Whatsapp.
Es un nombre con gancho, pero no os dejéis engañar: es otra excusa más para evadir sus mentes de vuestra conversación.
El problema es que se ha convertido en algo viral y rara es aquella persona que no lleva su móvil en la mano o mirando la pantalla, incluso estando sus amigos (los cuales también estarán con toda probabilidad de la misma manera).
Todo esto se agrava más todavía si sales con un grupo de personas (o con una sola, es lo mismo) y eres el único que no presta atención al móvil. Si es así, mentalízate antes de salir de casa que hagas lo que hagaso digas lo que digas en la vida real (o mundo en 3-D) nunca será tan importante como lo que le puedan contar a tus amigos en el mundo virtual, a no ser que les quites y escondas los móviles, entonces echarán espumarajos por sus bocas y te recriminarán que es de mala educación hacer sentir ignorado al interlocutor cuando habla (chatea). Así que tendrás que devolvérselos antes de que te devoren los intestinos y claven tu cabeza en una pica, para que puedan seguir manteniendo esas conversaciones tan interesantes y urgentes en las que no eres parte.
Sin duda el Whatsapp aporta muchas cosas positivas, pero hay que saber estar en cada situación y no es lo más ideal entablar relaciones sociales virtuales justo cuando estás haciendo vida social en el mundo real con personas tangibles de carne y hueso, porque los conversadores tras la pantalla sabrán entender una falta de respuesta instantánea, no así la gente que tengas al lado.

*Lilith*

miércoles, 14 de agosto de 2013

Sociedad anoréxica

No lo entiendo, y por muchas vueltas que le doy al asunto no logro comprenderlo. No sé cómo la sociedad puede estar tan enferma y podrida.
Desde hace un tiempo me he dado cuenta de la facilidad y la ligereza con la que algunos abren la boca para insultar a otras personas, hasta tal punto que se ha convertido en algo grotesco y exagerado. He visto (y no en pocas ocasiones) cómo gente se ha cebado con chicas por su (supuesto) sobrepeso llamándolas "gordas", "focas", "zampabollos", etc. Lo peor de todo no es el insulto en sí, lo peor es que muchas de las personas que son víctimas de estos ataques ni siquiera tienen sobrepeso.
Nos han inculcado tanto que el cánon de belleza ideal y un aspecto saludable es estar en los huesos que aquellas chicas que no enseñan las costillas están automáticamente sebosas a los ojos de la sociedad.
Esta clase de "seres", por llamarlos de algún modo, no son conscientes del daño que hacen con esos comentarios y condenan a muchas chicas totalmente sanas al abismo de la anorexia o la bulimia. A todos ellos, enhorabuena. Os sentiréis muy orgullosos sabiendo que gracias a vosotros hay cada vez más personas luchando para salir del pozo en el que las habéis metido.

*Lilith*

martes, 30 de julio de 2013

Retratos del más allá

En esta publicación voy a dejar un poco apartadas mis críticas ácidas y me centraré en algo que atrajo mi atención hace un tiempo cual polilla es llamada a la luz. Mi descubrimiento fue puramente casual y ni recuerdo de cómo llegué ahí, el caso es que lo encontré.

Antes de hablar sobre el tema he de advertir que esta entrada contiene imágenes que pueden resultar inquietantes para las mentes sensibles.

El tema en cuestión trata de las fotografías postmortem, es decir, fotografías que se tomaban a personas muertas. Hoy en día nos parece algo aberrante e incluso morboso, pero para comprender esa práctica tenemos que situarnos en el contexto de la época en la que era frecuente realizarlas.

Allá por el año 1839 se inventó el daguerrotipo, el primer procedimiento para tomar fotografías, y por aquel entonces era algo muy costoso y caro (al contrario que actualmente) que muy pocas personas se podían permitir.

Hay constancia de la existencia de estos peculiares retratos desde la segunda mitad del siglo XIX hasta los años 30 del siglo XX, aproximadamente. Durante este tramo temporal la fotografía postmortem pasó por varias etapas:

En un principio se inmortalizaba a los muertos realizando tareas cotidianas, bien solos o bien junto a un familiar, dando apariencia de estar vivos. Se les abría los ojos, se les ponía de pie con la ayuda de un aparato que los sostenía en esa posición o se les colocaba en una posición más "natural". En la foto que muestro a continuación está muerta la mujer del centro. Aunque aparentemente esté viva, tiene la mirada perdida, mientras que los demás fijan la vista directamente a la cámara.


Más adelante se retrataba a los fallecidos como si durmieran, pero manteniendo el aspecto de vitalidad.

Finalmente, las fotografías se tornaron más explícitas y ya no pretendían disimular la muerte. Esta práctica fue más frecuente en los últimos años en los que se realizaron las mismas, es decir, en los albores del siglo XX. Los difuntos estaban metidos en el ataúd o bien rodeados de flores ornamentales e incluso acompañados de sus familiares.


Como escribí al comienzo de la publicación, una fotografía en aquellos tiempos era muy cara y al ser un lujo al alcance de muy pocos, casi nadie podía conservar algún recuerdo del fallecido mientras vivía. Por otra parte, la gran mayoría de los difuntos eran niños pequeños o incluso bebés (la tasa de mortalidad infantil era muy elevada), lo cual dificultaba aún más la posesión de una fotografíaen vida de los pequeños, y por lo tanto ésta era la última oportunidad de captar una imagen sólida que perdurara en la memoria de los vivos.

En ocasiones se retocaban las imágenes para simular señales de vida, por ejemplo, las mejillas rosadas:






Si la persona fallecida era un niño pequeño, le solían retratar con lazos negros o una flor caída hacia abajo como símbolo de una muerte temprana.



Tal vez me he extendido un poco, pero espero haber concienciado a alguien de que no se trataba de una costumbre que buscara la provocación y el morbo, sólo era una práctica de los seres queridos que querían conservar algún vestigio, el último recuerdo que podrían poseer antes de enterrarles para siempre.


*Lenore Lenoir*

jueves, 25 de julio de 2013

En el culo de España... Andalucía.

Por fin, y después de un tiempo sin escribir, ya iba siendo hora de actualizar el blog con el incómodo veneno que escupo de mi mente hasta aquí.
En esta ocasión ha tocado esparcir mi ponzoña a aquellos seres que habitan regiones por encima de Despeñaperros y se creen muy inteligentes y superiores a la gente del sur. Tan listos se creen que curiosamente generalizan sobre los andaluces porque, claro, conocen a los más de 8.000.000 de personas que ocupan la zona.
Andalucía es un mundo aparte. No es como el resto de España, como la España culta y trabajadora. En el sur no trabajamos, no estudiamos. Si eres hombre tus aspiraciones son: bien ser un albañil que dedica su jornada laboral única y exclusivamente a lanzar los típicos piropos a todo sujeto con tetas que se cruce, o bien ser torero; si eres mujer, serás ama de casa con "musho arte".
En Andalucía no hay médicos, ni científicos, ni filólogos, ni profesores, ni abogados, todos ellos vienen importados de las regiones intelectuales a los que enseñan a hablar con acento andaluz para que den el pego.
No os dejéis engañar. Lorca, Velázquez, Machado y Bécquer en realidad no eran andaluces. No podían serlo, eran artistas y eran cultos y eso en el sur es imposible, lo dicen los cerebritos del norte y claro, si las mentes pensantes lo dicen, no pueden estar errados (¡qué osadía pensar tal cosa!).
Si escucháis a un "Einstein" del lenguaje y la buena expresión lingüística decir cosas como: "se la dije" (en lugar de "se lo dije") o "bacalado" (en lugar de "bacalao") no se lo tengáis en cuenta, porque todo el mundo sabe que no hay mayor terrorismo contra la lengua que un andaluz hablando o escribiendo.
De hecho ahora mismo se me debería estar cayendo la cara de vergüenza por el hecho de publicar algo escrito por mí, porque si un filólogo leyera esto, la incultura andaluza innata que desprenden estas palabras provocaría su suicidio. O quién sabe, igual el elevadísimo nivel intelectual del norte impide que mi forma de expresarme sea entendida más arriba de Despeñaperros.

*Lilith*

sábado, 27 de abril de 2013

¿Aborto sí? ¿Aborto no? ¡Eso lo decido YO!

Cómo no, un tema tan controvertido actualmente como es el aborto, no podía dejarlo pasar sin más.
Ahora mismo los denominados "Pro-vida" estarán llenos de regocijo ante la nueva "genialidad" del ministro Gallardón de querer eliminar la malformación del feto como supuesto de aborto legal.
Mientras tanto, el lado más rancio y cristofascista de esta España decadente estará preparando su próximo golpe a las libertades individuales de las mujeres, dando como justificación que se trata de un asesinato, que hay que pensar antes de abrir las piernas, que somos unas golfas y bla bla bla.
Pero no todo es tan fácil como nos lo pretenden vender. Lo que no nos quieren decir (porque evidentemente eso no les interesa) es que no todos los casos de aborto son causa de embarazos no deseados. Existen miles de causas por las que una mujer decide abortar, todas las cuales merecen ser igualmente respetadas.
Hace pocos días se hizo eco una noticia y es un buen ejemplo para mostrar que el aborto puede salvar vidas (¿acaso el objetivo de un "pro-vida" no debería ser defender la vida, en lugar de perder tiempo y dinero subiendo fotos de fetos en Facebook y en vallas publicitarias?) y que no siempre es consecuencia de un embarazo no deseado: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/04/130426_el_salvador_aborto_beatriz_mujer_que_reclama_derecho_vivir_centroamerica_salud_an.shtml

El enlace de la noticia explica, en resumidas cuentas, que una mujer (de 21 años, con toda la vida por delante) está embarazada; sin embargo, ella padece diversas enfermedades que le complican el embarazo y el feto se está desarrollando sin cerebro, con lo cual no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir una vez que nazca. Si esto es poco, han advertido a la mujer que si no interrumpe el embarazo, ella puede morir debido a sus enfermedades y a la complicación en el parto que conlleva.
¿Lo peor? En su país (El Salvador) el aborto está totalmente prohibido y castigado con penas de cárcel.
Todo esto hace plantearme la tremenda hipocresía del Gobierno, y sobre todo de los que se llenan la boca autodenominándose "Pro-vida". A esta gente parece importarle más el bienestar de un feto durante los 9 meses que permanezca dentro del útero materno que el de los millones de personas ya nacidas y que sin duda van a sufrir más que alguien que ni es consciente de su propia existencia. A estos "Pro-vida" les importa una soberana mierda (con perdón de la expresión) el sufrimiento o el riesgo que puede correr la futura madre como causa de un embarazo inviable o, como en el ejemplo expuesto, que incluso muera, con tal de que ese feto salga a los 9 meses (da igual que nazca muerto, porque una vez que salga del útero, ya queda fuera de las competencias de los "Pro-vida"). Para muestra, esta "perlita" de nuestro "querido" ministro Gallardón: «No hay prevalencia de los derechos de la mujer sobre los del no nacido».
Está claro que estos sujetos se muestran muy reticentes a todo lo que tenga que ver con otorgar derechos y capacidad decisoria propia a las mujeres y que pueda poner en peligro la "supremacía del hombre" que prevalece en esta sociedad patriarcal. Nos ven como simples objetos que limpian casas y paren niños llorones y gritones. Una sociedad igualitaria no les interesa, porque eso implicaría que ellos también deben arrimar el hombro en las tareas de la casa y que nosotras podamos llevar una vida propia sin tener que depender económicamente de ellos.

*Lilith*


domingo, 24 de marzo de 2013

Semana de la Santa Hipocresía

Como puede resultar evidente, teniendo en cuenta las fechas en las que nos encontramos, la entrada de hoy tratará de la Semana Santa. Antes que nada, un AVISO a los creyentes/amantes fanáticos de la Semana Santa: mis dedos no van a teclear halagos sobre esta fiesta, así que absteneos de continuar leyendo a partir de las líneas (que luego vienen los insultos y no digáis que no lo advertí).

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Si estás leyendo esto, querid@ lector/a, eres consciente de lo que te expones y tampoco te gusta la Semana Santa.
Tengo motivos para no agradarme esta festividad. Serán buenos o malos, pero son mis razones, y suficientes.
Algunos me dirán: "pues si no te gusta, no vayas a ver procesiones." Veamos, no se trata única y exclusivamente de las procesiones, aunque entorpezcan el tráfico normal de los transportes y la multitud en las calles resulta más agobiante que de costumbre (y si las calles por las que paseas son estrechas, ya ni hablemos). Es todo lo que acarrea, y toda la hipocresía de ciertas personas se hace más notoria en estas fechas que de costumbre.
Estas fiestas lo que recrean es la muerte del hijo de uno de los dioses que ha creado la humanidad para responder a las preguntas que no entendemos a través de una "coletilla", que responde a todo y nada al mismo tiempo. El hijo de este dios en cuestión tenía la fama de ser un humilde carpintero que iba por ahí curando enfermos y emborrachando a la gente con agua transformada en vino, y dicen también que se sacrificó por todos nosotros, con efectos presentes, futuros y retroactivos.
Resulta irónico que alguien que repudiaba la riqueza y que vestía con harapos sea representado actualmente con figuras ostentosas y vestido con túnicas cuyo valor sólo puede equipararse a las ropas que viste el Papa; que este mismo señor rechazara el poder sobre las personas (o eso dicen) y que exista una gran jerarquía podrida dentro de las hermandades; que él predicara hermandad y paz y existan enfrentamientos entre hermandades, llegando incluso a actuar en contra del otro a mala fe; y un largo etcétera.
Aparte de toda esta falsedad, me parece un tanto macabro representar escena por escena la muerte de una persona (más aún de una persona que ellos mismos creen que existió). Es como si cada vez que muriese alguien, talláramos figuras de la historia de su fallecimiento y las paseáramos todos los años por las calles, con banda de música incluida, para que llame más la atención de la gente. Estoy segura de que más de un aficionado a la Semana Santa se sorprendería si se le mostrara una fotografía postmortem del siglo XIX, e incluso se preguntaría cómo era capaz la gente de aquella época de fotografiar a sus familiares muertos (desde mi punto de vista, me parece más razonable esto último que las procesiones, ya que en aquella época era muy costoso hacer una fotografía, se tardaba mucho en hacer la foto, y a veces ésta era la única forma de poder conservar algún recuerdo de sus seres queridos).
Probablemente en otras circunstancias despertaría en mí una atracción artística de las imágenes, pero después de todo lo que representa y que sea una contradicción a lo que predicaba el personaje, no puedo decir que me guste la Semana Santa.

*Lilith*

martes, 19 de marzo de 2013

Neandertales del siglo XXI

Mi entrada de hoy trata sobre una de las cosas que más me molestan (y creo que no soy la única que se siente incómoda en este tipo de situaciones) y que no es más que una muestra de "inteligencia" primitiva por parte de quienes se comportan así.
Al parecer algunos tíos no nacieron con el noble arte de "ligar" y sus tácticas para impresionar a una chica tienen la complejidad que les permite su par de neuronas, o tal vez eso les sirve en las discotecas y se piensan que todas pasaremos por el aro.
El que sea de mente un poco más avispada sabrá por dónde van los tiros; para quien esté aún un poco despistad@, aclararé lo que quiero decir.
¿Quién no ha sufrido los gritos y berridos provenientes de los típicos trogloditas con escobillas de váter en la cabeza, cuyas 2 neuronas han dado lo suficiente de sí para coordinar su cuerpo para conducir un coche con la música a todo volumen? ¿O quién no se ha topado alguna vez en su vida con un neandertal que se queda mirándote como un vicioso?
¿Tan difícil es acercarte a una persona que te atrae de manera educada e intentar conocerla y ya si eso ver qué pasa?
Si aquéllas son las formas con las que suelen ligar, sinceramente no sé cómo les puede funcionar (si es que funcionan). O hay mucha desesperación, o hay muy poca dignidad.

*Lilith*

sábado, 16 de marzo de 2013

¿Dónde está la democracia?

Trato de entenderlo, de verdad que lo intento. Veo las noticias y escucho a los políticos llenarse la boca con la palabra "democracia". Que si estamos en democracia, democracia esto, democracia lo otro... Pero por más que lo repitan, no quedo del todo convencida.
Ya son tantas mentiras, tantas frustraciones, y un Gobierno de mayoría absoluta no resulta muy alentador. Cada vez que abren la boca es para ordenar más recortes, imponer normas impopulares, privilegiar a cuñados y amigos y putear a los de siempre, a la mayoría. Qué paradoja que siendo nosotros (el pueblo) los que gobernamos seamos los que más jodidos estamos. ¿Realmente es esto una democracia?

*Lilith*

Odio



viernes, 15 de marzo de 2013

Incultura es cultura (Parte 3)




Incultura es cultura (parte 2)



"Yonkis" de Dios



¿Somos realmente nosotros?



No somos nazis, somos feministas.

Después de mucho tiempo sin entrar en este blog, creo que la única forma de librarme de esta escasez de escritura va a ser, qué ironía, escribiendo. Con tantas ideas en mente, pero enredadas como una bobina de hilo, lo mejor va a ser ir desmenuzándolas poco a poco.

Una de las cosas que quería profundizar un poco es el Feminismo, pues no es infrecuente leer últimamente comentarios en las redes sociales donde se denigra a las feministas con calificativos como "feminazis" o expresiones como "Feministas hasta que se casan", donde se refleja una total ignorancia al verdadero significado de feminismo y, en ocasiones, lo confunden con "hembrismo".

Antes que nada, es importante saber diferenciar el concepto de uno y otro término: el Feminismo lo que pretende es lograr la igualdad de derechos entre mujeres y hombres (ante todo somos personas, y deberíamos ser tratados todos como tales, independientemente del sexo); por contra, el Hembrismo es la versión femenina del Machismo, es decir, considerar a la mujer como superior al hombre y tratar a éste como poco más que un felpudo (algo de lo que personalmente estoy totalmente en contra).

Tras esta explicación distintiva hecha de forma resumida y muy por encima, sobra decir que el acto de casarse no es algo contradictorio al feminismo, pues el matrimonio no supone subordinación, ni el hecho de tener pareja deja de ser una mujer completa (no hay que olvidar que también existen los hombres feministas). ¿Acaso las feministas no tenemos derecho a querer a alguien?

También cabe destacar al respecto el dilema relativo especialmente a las pruebas físicas diferenciadas para mujeres y hombres para acceder al cuerpo de policía o de bomberos. Está demostrado que fisiológicamente los hombres están predispuestos a ser más fuertes que las mujeres, pero no por ello puede justificarse que nosotras debamos quedar excluidas de esos oficios. 

Personalmente, no creo que una mujer tenga menos posibilidades de éxito de salvar vidas por el mero hecho de que le exijan menos en sus pruebas físicas de acceso a bombero (o a cualquier cuerpo de seguridad en general) que su compañero masculino, ya que queda compensado con otras cualidades que nos facilita nuestra fisionomía (mayor agilidad en los movimientos, por ejemplo). La fuerza, aunque sea importante para ciertas labores, no tiene valor si no se emplea maña y destreza.

Claramente todas las personas somos diferentes, y a veces son necesarios tratos desiguales para conseguir iguales posibilidades y derechos (qué paradoja), pero en eso consiste la igualdad. 


*Lenore Lenoir*