lunes, 16 de marzo de 2015

Las vidas de Simone (parte 1)

Simone se ha considerado una ávida lectora desde que tiene memoria, incluso recuerda los cuentos que le contaban sus progenitores y que escuchaba con sumo interés. Más tarde, cuando ya aprendió a escribir, descubrió una nueva pasión que aún la acompaña: inventar sus propios cuentos, en los que siempre ha sido ella la protagonista.

Ella afirma que el día que nació se acercó a su cuna una hechicera disfrazada de doctora y le susurró al oído: "Tienes mucho potencial, pequeña Simone. Aún no lo sabes, pero tendrás mucho poder sobre tu vida; tu ambición será tan grande que todo lo que tengas a tu alcance te parecerá pequeño, y por eso te voy a otorgar un don único: la capacidad de escribir tu propia historia. Todo aquello que desees ser escríbelo y se convertirá en realidad, sin límites ni restricciones más allá de las que tu imaginación establezca. Mucha suerte, Simone."

Y fue así, que en sus primeros años de vida destacó por su inusual imaginación (según sus padres, algo poco frecuente incluso para una niña) y fue muy precoz en la lectura y escritura. También era más grande su ambición que su estatura, pues quería ser astronauta. Bueno, superheroína también. Y persona importante (como lo decía ella), con un maletín negro lleno de papeles y un traje como el de mamá. Ah, no hay que olvidar lo de ser doctora, porque así podría curar gente y verla contenta. Y piloto de aviones. Y profesora. Y... Lo quería todo, porque haría cosas distintas cada día y no se aburriría.

Una noche, teniendo casi cinco años, soñó con la extraña hechicera-doctora que la visitó en el hospital el día que nació, sólo que no vestía con bata blanca, sino con una camiseta y unos pantalones vaqueros corrientes. La mujer la miró sonriente y le dijo: "Ya va siendo hora de que fluya la imaginación de la mano de la tinta por la Fuente de los Sueños. Ten esta pluma y escribe, pequeña Simone. Recuerda que tienes el don de hacer realidad tus ambiciones." Dicho esto, extendió el brazo derecho y sostenía un pañuelo se seda con una "S" bordada en él. Éste parecía envolver algo, Simone lo cogió, algo dubitativa, y lo abrió. Era una pluma estilográfica fabricada con nácar, a excepción de la punta, que era de plata; obviamente Simone no era consciente de lo valioso que era lo que la amable señora le había regalado, pero era muy bonito y le encantó. 

Le dio las gracias tal y como le habían inculcado sus padres y dijo con un brillo en su mirada: "Escribiré mucho con esto, de verdad, y seré la mejor."

La hechicera sonrió, y sin decir más, se esfumó delante de Simone.


*Lenore Lenoir*

domingo, 8 de marzo de 2015

¿Feliz? Día de la Mujer

Hoy es 8 de marzo, ese día en el que los hombres que maltratan a sus parejas cambian sus golpes por flores y todo se vuelve una fiesta en torno a las mujeres. 

Hoy, 8 de marzo, España entera se transforma en un carnaval que ni el de Cádiz y Venecia juntos. Por un día, todo el mundo se pone la máscara violeta y gritan a viva voz: "¡Viva la mujer!" Total, no supone mucho esfuerzo marcarse el postureo feminista por un día y se queda estupendamente. Eso sí, ya es mucho pedir interesarse por conocer la verdadera historia de este día, que nada tiene que ver con flores, bombones y regalos.

Por costumbre, se tiende a felicitar hoy a todas las mujeres, pero ciertamente no hay nada que celebrar: todo esto se debe a la muerte, en 1911, de más de un centenar de mujeres en un incendio mientras protestaban en una fábrica por un trato digno como trabajadoras.
Tampoco es motivo de festejo no recibir, 104 años después de la tragedia, los mismos salarios que los hombres por el mismo trabajo realizado. ¿De qué sirve tanto paripé, tanto "viva la mujer", si mañana seguiremos viviendo en un sistema machista que nos cosifica y nos denigra por ser mujeres? ¿A mí de qué me vale que hoy me vengas con tu discursito pro-mujer si los 364 días restantes del año me vas a llamar "feminazi" por señalarte conductas machistas y no tienes ninguna intención de mirar tus privilegios para que una igualdad real sea plausible? 

A mí no me sirven los postureos y las miles de alabanzas que se te ocurran en torno a mí, si no te deconstruyes y sigues negando que exista desigualdad (mientras dices "zorra" como sinónimo de "mujer" y me tratas como una basura inútil día sí y día también), o me empujas brutalmente hacia dentro cuando pretendo hacerme un hueco más allá de la puerta de mi casa.

*Lenore Lenoir*