lunes, 29 de febrero de 2016

Porque quiero

Me siento afortunada de nacer donde he nacido y en la época en la que me ha tocado vivir, porque ser mujer no supone jugarme la vida ni sufrir para alcanzar el estereotipo de belleza o que me identifiquen como fémina. No me van a practicar la ablación de mis genitales, no me van a romper ni vendar los pies para que éstos se vean diminutos de por vida, no me van a planchar los senos con piedras ardiendo en cuanto me llega la edad de que me crezcan, y no me van a poner incontables anillas alrededor del cuello para parecer una jirafa.

Yo soy totalmente libre y mis decisiones no están condicionadas por nada, yo hago lo que quiero y porque me gusta. Bueno... yo no tuve ni voz ni voto cuando me atravesaron una aguja en los lóbulos de las orejas para ponerme pendientes; dicen que lloré mucho en su momento, pero ya no me acuerdo, así que no sería para tanto.

También adoro los tacones. Pueden ser un poco incómodos al principio, pero te acostumbras y casi ni notas la diferencia con los zapatos planos. ¿Estas manoletinas? Bueno, ¿a quién no le duelen los pies con 10 cm de tacón? Y en cuanto a las deformaciones de los pies... chica, para presumir hay que sufrir.

Sinceramente, algo que no entiendo es tanto revuelo con la depilación y la no depilación. Que conste que quemar mi cuerpo con láser o cera cada X tiempo durante la mayor parte de mi vida o arrancarme los pelos de raíz con una maquinilla es una elección que he tomado de buenas a primeras, sin que nadie me presione o se burle de mí en cuanto se me escapa un pelo. De hecho, en invierno paso más tiempo sin depilarme, para que veas que yo puedo dejar de depilarme si quiero. ¿Que por qué no lo hago en verano? Hombre, es que ir con toda la pelambrera al aire... me mirarían raro. Pero eh, que a los hombres también, que esto no tiene nada que ver con el género.

Vaya, he engordado unos kilos, me limitaré a comer una ensalada al día y en poco tiempo estaré ideal. Tal vez me compre un laxante que me han recomendado o vomite si como demasiado para adelgazar más rápido y sé que pasaré hambre al principio, pero estar gorda no es sano.

Me preocupan un poco mis tetas, son muy pequeñas... Y mi nariz, horrorosa. Estas estrías...He decidido que voy a ahorrar para operarme y estar más mona.

Ya se van notando las arruguitas y debería ir concertando cita con el médico para que me dé unos retoques con veneno bótox. Unos pocos pinchacitos en el rostro, nada más, para alisar un poco la piel. Es que ya estoy llegando a una edad en la que debo cuidarme algo más, que los años no pasan en balde.

¿Que sufrimos? Tal vez un poco, pero lo hacemos porque nos gusta y para cuidarnos o vernos más guapas. No tiene nada que ver con lo que les hacen a las niñas y mujeres en otros países. Los cuellos de jirafa, los senos planchados... Todo eso es por el machismo en el que viven; en cambio yo me siento afortunada porque aquí no pasan esas cosas y yo lo que hago es porque quiero.



*Lenore Lenoir*


lunes, 22 de febrero de 2016

Guía para ser una buena feminista

Cuando entras en el mundillo del feminismo y estás empezando, es normal que te alberguen ciertas dudas, especialmente respecto a lo que consiste ser una buena feminista (de las de verdad, de las que no manchan la imagen del feminismo con sus tonterías de querer ser tratadas como personas devorar el alma de los hombres en su akelarre de terror y destrucción). Es por eso que he decidido ayudarte, querida lectora (y lector, no olvidemos a los hombres), a distinguir entre "feminista respetable" y "zorra-feminazi-concubina-de-Satán-devora-fetos" en esta práctica guía.

SITUACIÓN Nº1: Un amable caballero hace alarde de una exquisita prosa publicando en redes sociales "Todas putas. A fregar. Jajajaja".

Una buena feminista entiende que sólo es humor inocente y que la libertad de expresión está por encima de su dignidad como persona. Si bien se molesta un poco al principio, le ríe el fino humor (que ya que se ha esmerado tanto en elaborar el chiste estaría feo ponerle cara de seta), porque eso no tiene nada que ver con el machismo y también hay chistes en sentido contrario. Pero cuidado, limítate a reírte, nada de mostrar cualquier atisbo de disgusto.
Por el contrario, una falsa feminista incomodará al Cervantes del humor con una ausencia de sonrisa, ¡incluso le dirá que no le ha hecho gracia! Y ya el remate es cuando explica por qué esos chistes denigran a las mujeres. Vamos, el acabose.

SITUACIÓN Nº2: Un simpático señor te exige solicita una explicación sobre los orígenes del patriarcado, por orden cronológico, con notas a pie de página y bibliografía, mientras te manda un meme sobre el 120% de denuncias falsas.

Una feminista coherente cumple las exigencias la solicitud a rajatabla y le presenta un trabajo de Doctorado de 200 páginas, remarcando con subrayador lo más importante para que él no tenga que perder demasiado tiempo y pueda ir al grano. Luego no lo leerá, pero tú habrás cumplido tu misión (hasta que te vuelva a pedir más).

Una mala zorra hembrista se negará sin contemplaciones y seguirá con su vida. Será una borde y una egoísta. Después pide igualdad, pero no le dedica el mismo tiempo a los trolls amables señores que a ella misma.

SITUACIÓN Nº3: Un desconocido se ha puesto palote enamorado viéndote pasar por la calle, ha considerado que es cuestión de vida o muerte y debe hacértelo saber con un "te follaría de arriba a abajo".

Una feminista de pro se lo tomaría como un halago y por educación le sonríe y le da las gracias por esa información tan relevante, aunque el príncipe encantador tenía que ir a rescatar a una princesa y se ha ido antes de que siquiera pudiera escuchar sus palabras de agradecimiento.

Una femizorra no entiende de galanterías y se giraría para que le repitiera lo que le ha dicho.

SITUACIÓN Nº4: Te ves espléndida con un vestido nuevo y decides hacerte una foto para publicarla en tus redes sociales, pero cuatro pelos en las piernas te arruinan esa foto perfecta, y una horda un grupo de muchachos preocupados por tu imagen te lo hacen saber. 

Una feminista guay se da cuenta del terrible error que ha cometido y es imperdonable que otras personas tengan que ver esa escena tan desagradable, así que decide borrar la foto e ir corriendo a depilarse (obviamente porque ella quiere, los insultos y burlas recibidas son secundarias).


Una indeseable, por el contrario, no sólo no borraría la foto sino que subiría 100 más, a cada cual más velluda. ¡Incluso algunas hasta se tiñen el vello con colores fantasía para que se vea más!

SITUACIÓN Nº5: Sale una noticia de un nuevo caso de violencia de género.

Una auténtica feminista aboga por no reconocer que es un problema social no generalizar. Que sí, que es una mierda que maten a otra mujer y tal, pero no es plan de señalar al agresor; a fin de cuentas, no conocemos su versión y ya se sabe que hay mucha arpía que se pasa todo el día poniendo denuncias falsas para recibir una paguita y vivir de papá Estado.

Una mala feminista, en cambio, manifestará su rabia por los asesinatos y condenará a los asesinos.



Estos son sólo unos pocos ejemplos prácticos, pero si quieres aplicar tu feminismo buenrollero y auténtico de una forma más generalizada, debes seguir estos sencillos pasos:

1) Nunca discutas ni hagas reproches. Entiende que los chistes sobre violaciones son sólo chistes, no son cosas que ocurran en la vida real como para preocuparte por el humor.

2) Pase lo que pase, recuerda que siempre habrá cosas más importantes por las que luchar. Aquí ya hay igualdad y toda reivindicación es una chorrada en comparación con lo que les pasa a las mujeres del lugar más alejado y recóndito de donde tú te encuentres, porque recuerda que no puedes quejarte por ambas cosas al mismo tiempo.

3) Está muy bien eso de la igualdad, pero las malas feministas están enfocando mal el feminismo y deberás trabajar muy duro para que te tomen en serio. Toma nota de los consejos de los hombres (si son forococheros, mejor) y síguelos a rajatabla para no desviar la atención en cosas insustanciales.

4) Bajo ningún concepto te definas como feminista, de lo contrario te pueden confundir con una femizorra y tú no quieres eso. Es aconsejable que te identifiques como "igualitarista", "humanista" o "equitativista".

5) NUNCA, JAMÁS, dejes de priorizar en tus luchas los derechos de los hombres-cisgénero-blancos-heterosexuales-de clase media. Eso es fundamental para conseguir la igualdad que tanto ansias. Si en algún momento miras por tus derechos, ten cuidado porque te puedes feminazidar en cualquier instante.

6) POR FAVOR, nada de decidir cortarte el pelo, dejar de depilarte o dejar de estar deseable a los ojos de los caballeros. Eso ya supondría caer en el agujero negro del feminazismo porque ¿sabes quién llevaba también el pelo corto y no se depilaba? ¡Exacto, Hitler!

7) No molestes. No es bueno que te pongas siempre pesada con la igualdad, tus derechos y tal. Dedícate a otras cosas y deja que las cosas sigan su curso, que la igualdad irá llegando sola.


*Lenore Lenoir*



jueves, 11 de febrero de 2016

Reseña sobre "La chica danesa"

Hace unos días fui finalmente a ver "La chica danesa", película que tenía pendiente desde que me hablaron de ella, y más tras leer buenas críticas por parte de amistades que ya la habían visto. Y he aquí mi pequeña opinión.

Reconozco que si no fuera porque la película trataba sobre la vida de una mujer transexual probablemente mi interés por verla no habría sido el mismo, ya que el género no es de mis favoritos, pero al final salí bastante satisfecha y con bastante buen sabor de boca. 

Lo que más me gustó fue la interacción y desarrollo de los personajes a lo largo de la película, especialmente el de Gerda. Gerda es una mujer con iniciativa, una pintora con ambición que finalmente consigue su sueño de ser reconocida como artista y se interesen por sus obras. Su relación con Einar me pareció bastante igualitaria (que algo así me sorprenda de una película me parece bastante preocupante), y más teniendo en cuenta la época en la que se ambienta la película (en los años 20): basada en el respeto mutuo, ella no necesita ningún "permiso" para ir sola a una fiesta, él la apoya con su trabajo y no se aprecian tantos roles de género (a ella no se le ve ejerciendo de ama de casa mientras él pinta); en definitiva, como debería ser una pareja.

También me gustó cómo se va realizando la transición de Einar a Lily, y creo que la forma de plasmar las dificultades que se encuentra por el camino permite a los espectadores y a las espectadoras empatizar (al menos un poco) con lo que tienen que pasar las personas transexuales no sólo a nivel social sino también a nivel personal: no se trata exclusivamente del rechazo social, también supone intentar entender qué les pasa y por qué.

Ahora bien, otras cosas no me terminaron de convencer. Una de ellas es que eligiesen para interpretar a Lily a un actor cis (para que nos entendamos, a un hombre que no es transexual), pues para hacer un personaje transexual lo suyo sería que la actriz también lo fuera (al igual que no tiene sentido que un hombre blanco haga de rey Baltasar, por poner un ejemplo).

Otra cosa que tampoco me agradó mucho fue que la película trata la transexualidad como si fuese un trastorno de la personalidad: Lily aparece como una persona totalmente distinta a Einar. Desaparecen los sentimientos de amor hacia Gerda, deja la pintura para dedicarse a "cosas de mujeres" y reniega de todo lo que tenga que ver con la época anterior a su cambio.

Por último, tuve la impresión de que asocian transexualidad con orientación sexual. Cuando pasa a ser Lily no sólo olvida el amor hacia Gerda, sino que se siente atraída hacia los hombres, y menciona un beso que se dio con un amigo cuando eran niños. Es como decir "me considero mujer porque me gustan los hombres", y ni siquiera han planteado la posibilidad de que se puede ser mujer y seguir queriendo a tu pareja femenina.

Después de esta pequeña reseña, que no deja de ser una visión subjetiva, que cada una o cada uno sopese si los pros pesan más que los contras para tomar la decisión de verla, o viceversa.

*Lenore Lenoir*

lunes, 1 de febrero de 2016

Reseña sobre "Sufragistas"

Esta reseña la escribo con un poco de retraso, porque vi la película el mismo día que la estrenaron (18 de diciembre), pero tenía que comentarla sí o sí.

Ciertamente, iba con expectativas bastante altas, probablemente por la falta de costumbre a encontrar películas así en la gran pantalla, así como el elenco de actrices que aparecen. Por otra parte, este mismo año he estudiado la Historia del feminismo y tenía la duda de si respetarían el rigor histórico o no.

Finalmente salí más que satisfecha de la sala, aunque al haber coincidido la fecha de estreno con Star Wars creo que su paso por los cines se ha visto bastante eclipsado, y a eso añadirle a que no se le ha dado tanto bombo como se le da a otras películas (no sé cómo el lobby feminazi ha podido permitir esto en un hembrismo tan brutal como el que vivimos).

La historia está ambientada en Inglaterra, en la primera década del siglo XX, y gira en torno a la vida de Maud Watts (Carey Mulligan), una joven que ha dedicado la mayor parte de su vida trabajando en una fábrica y a su familia fuera del horario laboral. Durante el transcurso de la película, Maud ve cómo su vida da un giro de 180º y que se va truncando cada vez más a medida que se involucra más en la causa sufragista: su marido la echa de casa, le prohíbe ver a su hijo, la despiden del trabajo... 

Paradójicamente, cuando tratan de convencerla de que la lucha sufragista no tiene razón de ser, que es una causa perdida y que es una locura, más consciente es de las desigualdades que vive como mujer y más necesaria considera su implicación en el sufragismo. Descubre que la potestad de hijas e hijos la tiene por derecho el padre (aunque después se los encasquete a cualquier vecina para que les dé de comer y se ocupe de ellas y ellos buena parte del día); el acoso sexual a las trabajadoras más jóvenes de la fábrica por parte del jefe; que ellas ganan menos que ellos; que exigir algo tan básico como el derecho al voto la condena al rechazo social y a ser detenida por la policía. A pesar de todo, encuentra un gran apoyo en otras mujeres que la acogen y la cuidan.

La película muestra también que el feminismo, incluso en su vertiente más violenta, nunca ha pretendido cobrarse vidas humanas. En el caso de las "suffragette" (rama de las sufragistas que, cansadas de no obtener resultados, optaron por ejercer la violencia) sus objetivos eran los espacios predominantemente masculinos; es decir, los campos de golf o las carreras de caballos. Sus actos eran más bien simbólicos, una llamada de atención a sus pretensiones, ya que la vía pacífica y cortés no había dado resultado.

Históricamente me ha parecido bastante fiel a la realidad: ha mostrado la situación de las mujeres de aquella época, las detenciones de las sufragistas, las huelgas de hambre en prisión y la promulgación de la "Ley del gato y el ratón"; aunque un pequeño detalle no me pareció demasiado realista, consistente en la suavización de los improperios hacia ellas ("malditas sufragistas" fue lo que se dijo en una escena). Por otra parte, el sufragismo estaba formado predominantemente por mujeres blancas burguesas, no por las de clase obrera.

Sólo le pongo una pequeña pega a la película, aunque no le resta calidad a la misma, pues se trata de una percepción personal y no tiene demasiada importancia. Al haber un número concreto de personajes que tenían más protagonismo (como Maud Watts o Edith Ellyn, interpretada por Helena Bonham Carter) puede parecer que en el movimiento sufragista había unas pocas que manejaban todo el movimiento y organizaban los planes a ejecutar, cuando realmente consiste en una lucha por los derechos de la mitad de la población.


*Lenore Lenoir*