El feminismo está a la orden del día, y hasta tal punto es así que no
hay momento en el que los medios no manifiesten las protestas de las
representantes del feminismo por antonomasia: FEMEN. Aparte, también
publican las movilizaciones de otros movimientos feministas (pero no tan
importantes como las de antes) y los logros obtenidos gracias a las
presiones. Y, cómo no, no podían faltar quienes se oponen y quienes
apoyan el feminismo (o defienden la igualdad, pero con matices, por
miedo a ser radical).
Esta publicación, sin embargo, no va a ir encaminada hacia una temática
feminista; me voy a centrar más bien en esas personas que se oponen al
feminismo, ya que por "X" o por "Y" no se ven representadas en ese
movimiento. Algunas se quejan de la etimología, que la consideran
excluyente para los hombres cuando la igualdad debería englobar a todo
el mundo, y a raíz de ese aislamiento que sienten algunos hombres les ha
llevado a pensar que las mujeres tenemos más derechos que ellos.
Tras cavilar un poco en ello, he intentado ponerme en la piel de estos
varones que se sienten oprimidos y he analizado aquellos beneficios que
ostentamos las mujeres por el hecho de serlo, aquellos a los que creo
que hacen mención cuando afirman que dan un trato de favor a las
féminas. En esta publicación procuraré enumerar los más importantes.
La queja más común que he oído es que nosotras tenemos derecho a entrar
sin coste alguno y ser el producto de lujo de una discoteca, mientras
que ellos tienen la obligación de pagar y recibir un trato como
personas.
Pero también les preocupa que no sufran un problema endémico como es el
caso de la violencia hacia la mujer por su misma condición femenina; les
entristece que no sean asesinados decenas de los suyos a manos de sus
parejas por el hecho de ser hombres y que no cambien el nombre
"violencia doméstica" por "violencia de género".
Tengo entendido que la Ley de Paridad causó revuelo en su momento, ya
que supuso un importante paso para instaurar la superioridad de la mujer
en el ámbito público. Aquí se vio muy resentida la igualdad entre
mujeres y hombres, y éstos protestaron (imagino que en la actualidad lo
siguen haciendo) para que se aprobara una ley que impusiera un
porcentaje obligatorio de varones con cargos políticos, para que así no
nombren sólo a féminas. Sin duda es algo muy injusto, ya que hay también
hombres capacitados y son ignorados por el hecho de tener un pene entre
las piernas.
Al parecer también molesta que tengamos derecho a quejarnos cuando nos
tocan sin permiso o cuando alguien que no conocemos nos dice algo que
nos incomoda, mientras ellos desean tener el privilegio de ser acosados
por la calle o manoseados pese a no manifestar consentimiento alguno.
Ah, y en caso de divorcio, anhelan poseer el beneficio de tener la plena
potestad de la descendencia y carecer de tiempo para conciliar la
paternidad con un empleo, el ocio y rehacer la vida tras la ruptura. Es
mucho más ventajoso depender económicamente de la pensión que te
proporcione tu ex cónyuge.
Por lo pronto, lo que he expuesto es lo más significativo, pero seguro
que no son los únicos derechos que gozamos única y exclusivamente las
mujeres. De lo contrario, esto no sería un matriarcado.
*Lenore Lenoir*