sábado, 28 de febrero de 2015

Los derechos de los hombres

El feminismo está a la orden del día, y hasta tal punto es así que no hay momento en el que los medios no manifiesten las protestas de las representantes del feminismo por antonomasia: FEMEN. Aparte, también publican las movilizaciones de otros movimientos feministas (pero no tan importantes como las de antes) y los logros obtenidos gracias a las presiones. Y, cómo no, no podían faltar quienes se oponen y quienes apoyan el feminismo (o defienden la igualdad, pero con matices, por miedo a ser radical). 

 Esta publicación, sin embargo, no va a ir encaminada hacia una temática feminista; me voy a centrar más bien en esas personas que se oponen al feminismo, ya que por "X" o por "Y" no se ven representadas en ese movimiento. Algunas se quejan de la etimología, que la consideran excluyente para los hombres cuando la igualdad debería englobar a todo el mundo, y a raíz de ese aislamiento que sienten algunos hombres les ha llevado a pensar que las mujeres tenemos más derechos que ellos. 

 Tras cavilar un poco en ello, he intentado ponerme en la piel de estos varones que se sienten oprimidos y he analizado aquellos beneficios que ostentamos las mujeres por el hecho de serlo, aquellos a los que creo que hacen mención cuando afirman que dan un trato de favor a las féminas. En esta publicación procuraré enumerar los más importantes. 

La queja más común que he oído es que nosotras tenemos derecho a entrar sin coste alguno y ser el producto de lujo de una discoteca, mientras que ellos tienen la obligación de pagar y recibir un trato como personas. 

Pero también les preocupa que no sufran un problema endémico como es el caso de la violencia hacia la mujer por su misma condición femenina; les entristece que no sean asesinados decenas de los suyos a manos de sus parejas por el hecho de ser hombres y que no cambien el nombre "violencia doméstica" por "violencia de género". 

Tengo entendido que la Ley de Paridad causó revuelo en su momento, ya que supuso un importante paso para instaurar la superioridad de la mujer en el ámbito público. Aquí se vio muy resentida la igualdad entre mujeres y hombres, y éstos protestaron (imagino que en la actualidad lo siguen haciendo) para que se aprobara una ley que impusiera un porcentaje obligatorio de varones con cargos políticos, para que así no nombren sólo a féminas. Sin duda es algo muy injusto, ya que hay también hombres capacitados y son ignorados por el hecho de tener un pene entre las piernas. 

 Al parecer también molesta que tengamos derecho a quejarnos cuando nos tocan sin permiso o cuando alguien que no conocemos nos dice algo que nos incomoda, mientras ellos desean tener el privilegio de ser acosados por la calle o manoseados pese a no manifestar consentimiento alguno. 

Ah, y en caso de divorcio, anhelan poseer el beneficio de tener la plena potestad de la descendencia y carecer de tiempo para conciliar la paternidad con un empleo, el ocio y rehacer la vida tras la ruptura. Es mucho más ventajoso depender económicamente de la pensión que te proporcione tu ex cónyuge. 

 Por lo pronto, lo que he expuesto es lo más significativo, pero seguro que no son los únicos derechos que gozamos única y exclusivamente las mujeres. De lo contrario, esto no sería un matriarcado. 

*Lenore Lenoir*

domingo, 15 de febrero de 2015

Ella, él, elle

Hace relativamente poco tiempo empecé a ver una forma de escribir que poco a poco se va extendiendo. Algunas personas empleaban una "x", otras una "e", pero en esencia el mensaje era el mismo: el uso del lenguaje inclusivo.

En algunos países existe un género neutro aparte del femenino y del masculino, pero ése no es el caso de España. Aquí está establecido que lo general es lo masculino y lo particular es lo femenino, de tal forma que al hablar de una pluralidad de personas (mixtas, se entiende) se usa automáticamente el masculino. Sin embargo, se está acuñando últimamente una diversidad de géneros, más allá del de mujer y hombre cisgénero (transgénero, agénero, queer...) y el masculino genérico de toda la vida se empieza a cuestionar como realmente inclusivo para toda la población. Hay quien dice que sustituirlo por una "x" es una tontería y hay cosas más importantes que lograr en pro de la igualdad; otras personas, en cambio, afirman sentirse excluídas con el lenguaje tradicional. Ahí que cada cual opine lo que quiera.

Sí es cierto que no se tiene por qué estar de acuerdo con el uso de un lenguaje no considerado correcto en nuestro idioma, pero afortunadamente el español es muy rico, y existen palabras y expresiones que engloban a todo el colectivo social sin hacer hincapié en un único género. Por ejemplo, "el Día del Niño" es perfectamente sustituible por "el Día de la Infancia". Aunque tengamos la costumbre de escuchar el masculino, cuando hablamos de "niño" hay que intuir que engloba también a las niñas; mientras que en el segundo caso no hay que presuponer nada, ya que la palabra "infancia" hace referencia a todo un colectivo independientemente de su género (en este caso, a las personas que están dentro del rango de edad en el que se considera la niñez).

Algo que me resulta curioso de todo esto es que el masculino genérico no lo es siempre, pues al parecer en según qué casos prevalece el femenino. Esto lo he visto sobre todo en determinados empleos, donde al parecer es impensable que haya un solo hombre ejerciéndolos: amAs de casa, limpiadorAs, enfermerAs, cuidadorAs de personas dependientes, prostutitAs, profesorAs de Educación Infantil. Muy rara vez (por no decir nunca) he oído la versión masculina de los trabajos que acabo de citar y esto me lleva a la siguiente reflexión: si lo masculino es lo general, lo que engloba a todo el mundo, y lo femenino es lo particular, lo que abarca sólo a las personas de dicho género; ¿hemos de entender entonces que estas labores sólo corresponden a las mujeres o considerar de forma excepcional el femenino genérico? Si es lo primero, ¿habría que concluir entonces que hay "cosas de mujeres y cosas de hombres" y el mismo lenguaje que utilizamos es sexista (de esto me ocuparé en otra entrada)? Si es lo segundo, ¿qué problema hay en hacer ajustes en las reglas si éstas son más favorables que las que ya tenemos? 

Un dato que no podemos pasar por alto es que la lengua no es algo estanco, está en continuo cambio y se adapta a los tiempos que vivimos. Si se ha admitido "jonrón" o "tuit" como términos válidos ante el incremento de su uso en la vida cotidiana, ¿por qué no somos capaces de imaginar que la "x" o la "e" que conforman el lenguaje inclusivo con el tiempo se vayan normalizando, extendiendo y adoptando como parte oficial de nuestro idioma? Si no, siempre podéis releer esta publicación y descubrir que he usado un lenguaje neutro en todo momento sin incurrir en un modo incorrecto de la escritura ni en la utilización de palabras extrañas.

*Lenore Lenoir*