jueves, 23 de enero de 2014

Asesinados por el Bullying: ¿Sólo un juego de niños?

"Pedro volvía de clase y su vida cotidiana era siempre la misma: su padrastro pegando a su madre, y después a él.
Al parecer los insultos, humillaciones y palizas por parte de sus compañeros de clase no bastaban y tenía que soportar también los golpes de un hombre que ni siquiera era su padre.
No sabía qué hacer ni a quién acudir en busca de ayuda. No tenía amigos, su familia vivía lejos, y nadie mostraba un mínimo de interés en él. Ya le había suplicado a su madre que le dejara irse a vivir con su padre, pero ella se negaba.
Esto era demasiado para un chico de 14 años, quería que todo terminara, y finalmente lo vio claro: aprovechando que estaba solo en casa, cerró la puerta de su habitación, sacó de una caja de zapatos una cuerda con un nudo y ató la misma a la lámpara. Se subió a una silla y ajustó la cuerda alrededor de su cuello.
Echó un vistazo a su cuarto y suspiró. "Por fin va a terminar todo. No más sufrimiento." Y saltó de la silla, quedando su cuerpo inerte suspendido en el aire."

Este relato fue escrito por Miguel (nombre ficticio), un niño de 14 años que, desesperado, puso fin a su vida el pasado 14 de enero. Lo escribió un mes antes de la fatídica tragedia para un trabajo de clase y, a pesar de que sufría acoso escolar (también conocido como "bullying"), nadie pareció alarmarse por este texto, nadie le escuchó y ahora... es demasiado tarde.
Todo el mundo se pregunta cómo es que nadie ha hecho nada al respecto, todos se extrañan porque no se lo esperaban: "últimamente se le veía contento y sonriente", dicen las personas más cercanas.
¿Que no se lo esperaban? ¡Si lo estaba gritando a los cuatro vientos e hicisteis oídos sordos a sus gritos de auxilio!
Lo triste es que un niño haya tenido que quitarse la vida para que las personas tomen conciencia de que el bullying no es "cosa de niños", que se trata de un grave problema social que va en aumento.
Por desgracia, no es la primera vez que alguien acaba con su vida, harto de la presión y humillación constantes; y tampoco será la última si no se busca solución.
Es importante cambiar desde la base: la educación familiar. Hay que enseñar a los niños el respeto y la tolerancia a todos, especialmente a los que no sean como ellos. Para ello deben ser los padres quienes prediquen con el ejemplo, pues los hijos aprenden imitando la conducta de sus progenitores.
Tampoco habría que permitir que esta gentuza (no se merecen otro apelativo) queden impunes.
¿Ahora qué va a pasar? Muy sencillo:
     La gente que no lo conocíamos manifestaremos nuestra indignación y repugnancia y nos preguntaremos cómo es posible que los de su entorno no se han podido dar cuenta de lo que estaba pasando y no le han prestado la ayuda necesaria para que la víctima se sintiera bien.
     Las personas "pasivas" (aquellas que formaban parte de su entorno y que con toda seguridad serían conscientes de su situación escolar y familiar y, a pesar de todo, no hicieron nada por él) se estarán lamentando por qué no actuaron cuando pudieron.
     Los agresores probablemente sentirían al principio un poco de culpa, pero esas cabezas vacías acabarán olvidando que alguien murió por su culpa y bastará el paso del tiempo para borrar este episodio de sus memorias y , cuando esto ocurra, analizar a qué otra víctima atacar. No serán juzgados, no serán señalados, humillados ni vejados como lo fue Miguel y todos los que, vivos o muertos, sufrieron bullying. Estos infraseres seguirán con sus respectivas vidas; Miguel y todos los que han corrido su misma suerte no son tan afortunados: les fueron arrebatando las suyas con cada insulto, amenaza, paliza, humillación...
Muerte e hipocresía van de la mano: la persona fallecida se convierte de pronto en alguien perfecto y maravilloso y, en casos como éste, los acosadores arremeten contra los de su misma calaña.
¿Créeis que así os vais a redimir? ¿En serio pensáis que eso os va a convertir en buenas personas y que se van a borrar las heridas que inflingisteis a vuestras víctimas? Dejadme que os diga una cosa: sois unos hijos de puta y eso no lo va a cambiar ni vuestra muerte.
Pero, después de todo, el 100% de la culpa no la tenéis vosotros. Os educaron en un entorno demasiado benévolo y permisivo para vosotros, en una sociedad que os ríe las "gracias" o mira para otro lado.
Siempre hay personas diferentes y blancos muy fáciles para estos deshechos. ¿Desaparece uno? Pues me busco otro, ya que soy tan inútil que no soy capaz de destacar de otra manera.
Ejemplo de mi alusión a "sociedad benevolente" o "cómplice" es la crítica que ha recibido una madre estadounidense por su forma de castigar a su hija acosadora: la obligó a posar en Facebook con un cartel que explicaba que, como castigo por hacer bullying, iba a vender su iPod y donaría lo recaudado a una fundación para niños que sufren este tipo de acoso.
No sólo este hecho se ha convertido en noticia (que no debería serlo, ya que lo normal sería castigar a los hijos que agreden a otros niños, no justificándolos o pedir responsabilidades a terceras personas), sino que además ha recibido numerosas críticas (aparte de mensajes de apoyo, como el mío)por haber "humillado" a su hija. ¿Y aún nos extrañamos que ocurran estas cosas si somos los primeros en arrojar piedras contra quien toma medidas como las de esta mujer?

(Dejo el enlace de la noticia para quien quiera leerla más detalladamente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/14/actualidad/1389729879_356438.html )

*Lilith*

2 comentarios:

  1. Conozco el caso de una persona muy cercana a la que de niña se metían con ella por el más mínimo detalle. Ella respondía con insultos a los que la insultaban y les gritaba de pura rabia muchas veces llorando y entonces, entre otros apodos la llamaban "loca" y "borde sin motivo". Todo aquello pasó y la secundaria iba bien, aunque en los dos últimos cursos de esta una "amiga" empezó a ridiculizarla de todas las maneras posibles mermando su empobrecida autoestima hasta que tuvo que recurrir a un psicólogo porque había llegado a pensar que hasta un puñetero plato que se había roto era por su culpa, por ser una inútil que no valía nada. Años después sufrió acoso por Internet por culpa de dos personas (a una de ellas la cabreó por cierto motivo y esa persona se vengó junto con la pareja) y nadie hizo nada para pararlo y cuando ella quiso denunciar, nadie la tomó en serio porque "te lo tomas demasiado a pecho" y porque "son insultos sin importancia y pareces imbécil que te crees hasta esas amenazas de pacotilla". La tacharon de histérica y de niña llorona. Cuando todo eso pasó con el tiempo, llegó otra vez el acoso, esta vez por otra parte y después de tres desmayos por la ansiedad, autolesiones y una pareja que no hacía más que meterle más mierda intentó suicidarse, aunque no lo consiguió porque solo fue un arrebato de rabia y frustración. Ahora tiene que cargar con las cicatrices de los cortes después de haber pasado un calvario con "especialistas" que le decían que era una exagerada y que solo quería llamar la atención y la desmotivaban aún más llamándola loca por cortarse en lugar de ayudarla.

    Es un ejemplo de otra historia acerca de acoso. A esta chica solo le está prestando ayuda su pareja actual, pero el entorno la sigue sin tomar en serio. Los acosadores tienen mucha culpa (aunque en el caso de esta chica, ella también tiene una parte de culpa porque muchas cosas no supo controlarlas cuando eran muy fáciles -aunque también es verdad que cuesta mucho cuando llevas tanta mierda encima-) pero... ¿Y la ayuda que necesitan los acosados? ¿Por qué a esta chica no la tomaron en serio desde el principio? Podría haber pasado algo grave, muy grave, y nadie la tuvo en cuenta. Los acosadores no son los únicos hijos de puta en las historias sobre bullying... Los especialistas de distintos ámbitos que tendrían que ayudar no lo hacen y encima te ridiculizan por ser tan débil y no tener agallas para pararlo por tu cuenta. Será que solo te tienen en cuenta cuando eres menor de 17 años.

    Muy buena entrada. Es espantoso todo lo que pasa acerca de este tema.

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  2. Realmente da igual la edad, porque rara vez te tienen en cuenta. No hay más que ver el caso de este chico, que tenía 14 años recién cumplidos cuando se suicidó, y siempre es la misma historia: "son cosas de críos", "los adultos no deberíamos interferir, ya lo solucionarán entre ellos".
    Ése es el problema, que en lugar de prestar ayuda al acosado resulta más cómodo mirar para otro lado hasta que pasa algo grave y entonces es cuando todo el mundo se lamenta y se pregunta por qué no se hizo nada cuando había solución.
    ¡Un saludo! :)

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