domingo, 3 de abril de 2022

Guerra de 1ª y Guerra de 2ª

Ha tenido que transcurrir nada más y nada menos que el estallido de una guerra en Ucrania para retomar este blog, pero si hay algo que llevo peor que la hipocresía es cuando ésta ni siquiera se intenta disimular, y hemos llegado a un punto en el que siento que debo decir algo al respecto.


Desde que Rusia inició su ofensiva contra Ucrania es ingente la información que nos ha ido llegando a través de los medios de comunicación, y a nivel proporcional al volumen de información se han ido aconteciendo campañas de ayudas tanto en el ámbito particular como en el ámbito gubernamental, tales como el envío de productos básicos y de primera necesidad para las personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares, acogida de refugiadas y refugiados en nuestro país, celeridad en la tramitación de los permisos de residencia, y un largo etcétera. Lo que viene siendo un acto humanitario hacia personas inocentes que lo han perdido todo en cuestión de momentos, una acción totalmente lógica y esperable ante atrocidades de este tipo, ¿verdad?


De forma paralela a la narrativa de estos acontecimientos, nos encontramos con otra muy distinta, la otra cara de la moneda del ser humano y generalmente promovida por grupos o colectivos que no diré que sean nazis (oh no no no, por favor, no... bueno... sí). Una faceta mucho menos amable, empática y solidaria que la que nos estamos encontrando últimamente. 


En estos casos ya no se trata de simpáticas familias de piel clara, pelo rubio y ojos azules, que son gente como tú y como yo con las que nos podemos sentir identificadas, especialmente en España, donde abundan este tipo de rasgos físicos en la población; sino que hablamos de peligrosos terroristas, "menas" y "vividores de Schrödinger" (que vienen a acaparar todas las paguitas para no dar un palo al agua, y a su vez nos quitan todos los trabajos). En estos últimos supuestos nos encontramos, no con gente que huye de conflictos que están aconteciendo en la actualidad en sus respectivos países, sino que se levantaron un día de la cama y pensaron que sería buena idea embarcarse en una patera, dejar atrás toda su vida y seres queridos, sólo por el placer de tocarle los genitales al españolito de turno aficionado a llamar taxis. Además, para colmo, son "morenitos", no son de los nuestros.


La solidaridad y la empatía deberían ser los rasgos distintivos de la raza humana; por desgracia, la bondad y la nobleza son cualidades que, aunque no guste decirlo abiertamente, no son deseables (¿quién no ha escuchado desde la infancia o en algún momento de la vida expresiones como "es que eres demasiado buena/o, deberías tener más maldad", o "es que de buena/o eres tonta/o"), y todo acaba desembocando en actos crueles como las guerras, seguido de un proceso de clasificación para determinar qué personas son más personas y quiénes merecen más ayuda o, por el contrario, quiénes sólo merecen, en el mejor de los casos, la más absoluta indiferencia.


"Hunger for shiny rocks

For giant mushroom clouds

The will to do just as you'd be done by

Enter history, the grand finale

Enter ratkind"



*Lenore Lenoir*




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